‘Eduardo Manostijeras’ es todo un clásico en un buen maratón de Halloween que se precie. La película dirigida por Tim Burton y protagonizada por Johnny Depp y Winona Ryder, no es terrorífica, pero encaja perfectamente con este ambiente tan “spooky” que nos envuelve en octubre. Su estética oscura, vinculada a su director, y su historia, un cuento de amor algo tenebroso, la hacen una película perfecta para calentar antes de la noche de Halloween.

‘Eduardo Manostijeras’ se estrenó en 1990 y, aunque en su estreno no tuvo un gran impacto, el paso del tiempo ha hecho que se convirtiera en un clásico del cine actual. Cuenta la historia de Eduardo, un chico que fue creado por inventor que no pudo acabar de darle forma humana, dejándole con tijeras como manos.

Una belleza visual

Uno de los mejores puntos de la película es sin duda su fotografía y su paleta de colores. El característico castillo en el que vivía Eduardo y el vecindario que se convierte en su nuevo hogar cuentan una historia por si mismos. Son una mezcla entre la realidad y la fantasía, la fina línea en la que se mueve la acción de toda la película.

Lo mismo ocurre con los colores. Los habitantes del peculiar vecindario visten de colores chillones, con una estética de los cincuenta. Lo mismo ocurre con sus casas. Nos movemos en la gama de los colores pastel: azules, rosas, verdes y amarillos. Todo ello contrasta con la apariencia de Eduardo, vestido de gris, el único personaje que lleva ropa oscura. Y su castillo, es la única casa con tonos oscuros. Durante toda la película, se nos intenta mostrar el contraste entre el mundo de Eduardo y Peg, la mujer que le “adopta”, y los colores es una de las mejores formas de hacerlo.

‘Eduardo Manostijeras’ nos presenta un universo conectado y sin fisuras. Y nos plantea una historia que a pesar de estar basada en una fantasía no está tan alejada de la realidad.