2020
0
9

'2020'

Lo Mejor
  • Mirada amplia, que acoge a todos los protagonistas
  • Rigor y respeto, crudeza y humanidad a partes iguales
  • El mero hecho de querer contarlo y de hacerlo lejos del sensacionalismo
Lo Peor
  • -

Llevo meses preguntándome por qué pude crecer asistiendo a distancia a la Guerra de Irak, pero no he sido testigo de las consecuencias de una pandemia que he sufrido en primera persona. Lo hablaba con Ramón Lobo hace unas semanas. En la aparente seguridad de nuestras casas, confinados, somos muchos los que no hemos presenciado la crudeza de lo provocado por la COVID-19. Desde los medios generalistas nos han llegado cifras imposibles de procesar e imágenes muchas veces frías e impersonales, que nos han alejado del horror que había al otro lado de la puerta. Generando así una sensación de irrealidad de la que aún no hemos salido. Y que necesita de trabajos como el de Hernán Zin en ‘2020’ para desaparecer.

El cineasta argentino, antiguo reportero de guerra, sabe cómo acercarse a la tragedia y reflejarla con rigor y con alma. Sin ir a por ese sensacionalismo que lo ensucia todo y que lleva años dañando nuestra profesión. Por eso, su cámara era una de las más indicadas para abordar lo ocurrido en España -en este caso concreto en Madrid- desde los primeros meses de este año. Lo era por su experiencia, por su sensibilidad y por su valentía. Porque, en esos momentos, había que armarse de valor para salir a la calle y mirar al horror de frente. Para enfrentarse a la realidad que a otros muchos, por suerte, nos pillaba lejos. Con puertas, ventanas y pantallas de por medio.

En ‘2020’, Hernán Zin se mete de lleno en el huracán. Comenzando por los hospitales madrileños, que visita desde el arranque de la pandemia. Y poniendo así rostro y alma a los miles de enfermos y fallecidos que han ido pasando por sus pasillos, o que no han llegado a ellos. También a los sanitarios a los que aplaudíamos cada tarde en el balcón, y que ahora muchos han olvidado. Y a otros tantos profesionales de primera línea, ya sean policías, bomberos o empleados de servicios funerarios. Personas que fueron fundamentales para que no se viniera todo abajo y que se enfrentaron a una verdad dolorosa y cruda que nos ha sido velada, ocultada o decorada. Este documental nos la muestra, con rigor y crudeza, pero dejando también un importante espacio a la esperanza.

La importancia de ‘2020’

Podría decir muchas cosas buenas del documental de Zin. Que acertó a la hora de optar por no tener ningún tipo de papel, más allá del de testigo y altavoz. Que está rodado con un inmenso respeto y gusto. O que supo bien hacia dónde mirar y dónde buscar los testimonios. Pero creo que, pese a su enorme calidad técnica y su potencia narrativa, lo básico aquí es la importancia del relato que nos transmite. La importancia de contar lo que hemos vivido, como nos atrevemos a contar lo que ocurre a miles de kilómetros. Desde el respeto, con un ligero sabor a homenaje, pero también desde la responsabilidad social que conllevan profesiones como las de cineasta o periodista, ambas compartidas por el director argentino.

La importancia de ‘2020’ mira en dos direcciones. En primer lugar, en los últimos meses se ha confirmado la necesidad de contemplar una realidad para aceptarla y procesarla de manera correcta. Ojalá no hiciera falta, ojalá la empatía del ser humano no necesitara pruebas visuales. Pero las cifras no nos valen, no son suficientes para comprender la magnitud del horror que nos ha rodeado de manera silenciosa. Sospecho que Hernán Zin era consciente de ello, de ahí que se echara a la calle cuando los demás nos encerrábamos. Y de ahí que optara por una visión global de lo ocurrido, no quedándose sólo con una mirada, sino recogiendo todas las posibles.


2020
Foto: Festival de Cine Iberoamericano de Huelva

Me gusta que nos haya entregado historias con protagonistas diversos y con finales dispares. Algunos amargos y otros algo más dulces, más luminosos. Siempre supe, imagino que por mi especial interés por la cobertura de conflictos, que esta pandemia debía aparecer de manera realista y humana en los medios. Y este visionado no ha hecho otra cosa que reconfirmármelo.

La otra importancia, por llamarla de alguna manera, de ‘2020’ está directamente relacionada con sus protagonistas. Con quienes han fallecido, quienes han derrotado al virus, quienes se han entregado para salvar vidas, quienes les han acompañado y quienes han mantenido el engranaje en movimiento, cuando a todos se nos paró el tiempo. Enfermos y personal sanitario, profesionales de primera línea y familiares que nunca pudieron despedirse de los suyos. Un trabajo respetuoso, honesto y crudo como este supone un homenaje merecido a todos ellos. Y también una pizca de justicia. Sus historias, como las de otros tantos que no han sido recogidas aquí pero que sí están representadas, merecen ser contadas y merecen ser honradas. No podemos olvidar su valentía y tampoco su miedo, perfectamente recogidos en este largometraje documental.

El recorrido de ‘2020’ es duro y es crudo. Por eso es enormemente emocionante. No porque tire de recursos típicos para provocar una respuesta emocional en el público. Sino porque lo que nos muestra es la verdad que nos ha rodeado durante todo este tiempo, la tragedia que se ha desarrollado ante nosotros y que no hemos terminado de ver. Hernán Zin nos introduce en ella, para que la conozcamos y no la olvidemos. Como un capítulo de historia, aún viva, que ya ha marcado a nuestra sociedad.

‘2020’ llega a España de la mano del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, que puede seguirse a través de Filmin. Además, será estrenado en cines el próximo 27 de noviembre.

Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

St. Pedro: “para mí, la música es la vida”

Previous article

Crítica: ‘El nombre del hijo’, un camino complejo a transitar

Next article

You may also like

Comments

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.