¿Qué pasa en ‘Outlander’ – 1×08: a ambos lados?
Seguimos los pasos de Frank (Tobias Menzies) en el presente del siglo XX, tratando de encontrar a Claire, desesperado. Cuando está a punto de abandonar, escucha en Craigh Na Dun la voz de su esposa, que lo grita desde el otro lado. Desde el otro tiempo. Claire (Caitriona Balfe), en ese otro lado, empieza a sentirse muy bien con Jamie (Sam Heughan), y eso le hace relajarse, cometer errores y olvidarse del plan de volver. Después de ser asaltada por unos soldados ingleses desertores, después de que Jamie descubra una pista que pueda probar su inocencia, Claire se escapa, enfadada consigo misma, hasta las piedras. Pero la detienen unos ingleses, que la llevan con Black Jack Randall, que se ha cansado de sus juegos.
Dirigido por Anna Foerster. Escrito por Ronald D. Moore.
Qué bonitos esos paisajes de Escocia en los que llueve de manera continua, empapando el rostro de Claire (Caitriona Balfe), el rostro de Jamie (San Heughan), el rostro de todos. Y qué bonita esa lluvia casi invisible, pero que llegamos a apreciar, y los lagos que dejamos atrás, y las montañas que recorremos. Qué bello este octavo capítulo de ‘Outlander’, que juega como nunca con los colores que parecen haber nacido para vivir en las Tierras Altas. Da gusto ver a estos escoceses contando sus cuentos, incluso peleando, para después reírse de ello, y abrazarse. Me gusta ver a Dougal (Graham McTavish) abrazando a Jamie, y a Claire participando ya en los juegos de todos ellos.
Qué viaje este octavo capítulo de ‘Outlander’, porque cómo se sufre también con él.
Frank Randall (Tobias Menzies), desde el otro lado, desde el otro tiempo, no desiste en su búsqueda. Ha pasado mucho tiempo desde que Claire desapareció, pero Frank sigue tan implicado en la investigación como lo estuvo en un principio, a pesar de esas voces que le aseguran que se fue por voluntad propia. Lo he dicho más de una vez: Frank me provoca mucha pena. Confía en Claire, confía de verdad, confía en el amor que los unía y también en la lealtad para con el otro que compartían. Por eso no puede creer que el inspector de policía de Inverness apoye su taza sobre el rostro de Claire como si no necesitara mirarlo más, porque va a dejar de buscar. Podemos ver la desesperación en su rostro, en sus gestos, en su comportamiento.
Esta desesperación se hace aún más evidente cuando tres personas conscientes de su desesperación lo tienden una trampa. Se aprovechan de ello para tenderlo una trampa. Esta escena es importante porque su rostro, sus gestos y su comportamiento no solo nos hablan de su desesperación: nos hablan también de sus antepasados. Por un momento, en el bueno de Frank vemos al malo de Black Jack Randall. En su violencia, en su fuerza. Asusta. Es la viva imagen de un hombre roto, que nos lleva directamente a esa conversación entre Claire y Randall sobre la pérdida de la humanidad. Es triste.
Frank comprende que no puede seguir buscando, que tiene que dejar ir esa parte de sí mismo, aunque signifique dejar ir a Claire. Se marchará a Oxford y empezará una nueva vida. Poco antes de partir, sin embargo, la señora Graham (Tracey Wilkinson), la misma que predijo el destino de Claire, le habla de Craigh Na Dun y su magia. Claire es una viajera, le cuenta. Ha viajado a otro tiempo. “Los viajeros suelen regresar”, concluye. Lo repite dos veces. Frank escucha con atención, y se levanta con serenidad. No puede creer en ello, así que se marcha. Me gusta ver lo respetuoso que es con la señora Graham a pesar de que sus creencias, en un momento de desesperación, podrían haber terminado de romperlo. Simplemente se marcha.
Pero algo le hace detenerse. Un último intento. Porque cuando una persona desea algo con tanta fuerza como Frank desea encontrar a Claire, los últimos intentos siempre son ampliables. Se detiene en el desvío hacia Craigh Na Dun, y parece darse una última oportunidad a sí mismo. Va hacia las piedras. Los colores son grises, fríos, es un día frío. Se apoya en ellas, desesperado otra vez, y grita su nombre. Una, dos, tres veces. Y alguien responde. Alguien no: Claire. La magia de Craigh Na Dun arrastra su voz hasta él. Y sabemos que no va a abandonar.
Claire, antes de escuchar la voz de su primer marido, está disfrutando de su segundo marido en otro tiempo. Al otro lado. Jamie le pregunta si es normal sentirse como él se siente cuando está con ella, si es normal eso entre un hombre y una mujer. Vemos en la cara de Claire que no quiere pensar en ello, y responde que es habitual. Se contradice en seguida: no, no suele ser así. Ella lo sabe. Sabe que lo que está experimentando con Jamie no es habitual, no es corriente. Se siente bien con él, pero se siente mal por Frank.
Pero se siente bien con él, así que se relaja. Con Jamie, se relaja. Se ríe. Disfruta. Hacen el amor. Se entienden, comparten confidencias, se miran, se tocan las manos continuamente, como si tuvieran que estar en continuo contacto. Si reinara el silencio sobre la imagen, y no supiéramos nada de la historia, los veríamos como una pareja de recién casados, completamente enamorados. Por momentos, es todo lo que son, cuando Claire puede olvidar su pasado, que es el futuro cronológico.
Pero, de nuevo pero, no puede olvidarlo. Sobre todo cuando las cosas se complican. Mientras hacen el amor, Claire y Jamie son atacados por una pareja de soldados ingleses desertores. El incidente termina con Claire en shock, después de haber matado a su asaltante, y con Jamie sintiéndose culpable por no haber podido defenderla. Claire, además, siente culpa, porque es consciente de lo que le está pasando. Se siente tan bien con Jamie que se está olvidando de lo demás. Está olvidando los peligros de un siglo que no conoce, está olvidando que tiene que escapar de ese siglo y volver con su marido.
Aprovechando que Jamie, y todos los demás, se han marchado en busca de un hombre que puede probar la inocencia de nuestro joven (Horrocks, porque en este capítulo hemos conocido a Hugh Munro), trata de despejarse. Y en cierto modo despierta, porque se da cuenta de lo dormida que ha estado. De que ha estado perdida en un sueño. Por eso no había advertido que estaba cerca de Craigh Na Dun, el círculo de piedras que acierta a ver desde lejos.
Corre hacia él, gritando el nombre de Frank. En ese momento, quiere regresar y nada más, pero no puedo evitar preguntarme a qué conclusión llegaría si se olvidara de todo y solo tratara de medir sus sentimientos y sus sensaciones. En cualquier caso, no se detiene. Corre y corre hacia las piedras, y la voz de Frank, en otro tiempo, al otro lado, llega hasta ella. Así que contesta. Y Frank la escucha.
Y ahí están los ingleses para impedir cualquier tentativa de volver a su tiempo. Claire no se molesta en protestar cuando la detienen, incluso aunque es plenamente consciente de que se la están llevando a Fort William, donde habita y gobierna Black Jack Randall. Casi llegamos a creer que el encuentro entre ambos va a resolverse con una victoria de Claire, que recuerda detalles de su primera incursión en Escocia (en el siglo XX) para poner en un aprieto al capitán. ¿Quién es el Duque de Sandringham y por qué pone tan nervioso a Randall?
Poco importa: solo importa que Randall consigue, de nuevo, dar la vuelta a la situación. Claire ha tratado de presionarlo haciéndole creer que ella también trabaja para el duque, pero cuando Randall le pregunta por éste… En fin, ella no sabe nada. Así que prueba que Claire miente, y además se cabrea. Y todos sabemos lo que ocurre cuando Randall se cabrea. En este caso, una de las escenas más desagradables de la temporada. Randall trata de violar a Claire. Sabemos que después la torturará. Que tal vez llegaría a acabar con su vida.
Pero, un buen pero, aparece Jamie. Por la ventana, apuntando a Randall. Deja a mi esposa, dice. La sorpresa del capitán no puede ser mayor. Y este capítulo de ‘Outlander’ no puede terminar más en lo alto.
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