¿Qué pasa en ‘Outlander’ – 1×10: ‘¿un caso de brujería?’?
Ponemos rostro al duque de Sandringham (Simon Callow), que siente predilección por Jamie (Sam Heughan) pero que sobre todo está dispuesto a cualquier cosa para mantener su posición. Así, arrastra a Jamie a un duelo frente a la familia MacDonald que termina mal, razón por la que Colum (Gary Lewis) decide desterrar al joven durante una temporada. También a Dougal (Graham McTavish), que mantiene una relación con Geillis Duncan (Lotte Verbeek), embarazada desde hace meses. La mujer de Dougal fallece, y también el marido de Geillis, y para evitar cualquier conflicto, Colum decide mandar lejos a su hermano. Eso deja a Claire (Catriona Balfe) sola en el Castillo Leoch, enfrentada con Laoghoire (Nell Hudson), que de momento va ganando: ha conseguido que tanto Geillis como ella sean acusadas de brujería.
Dirigido por Richard Clark. Escrito por Ira Steven Behr.
Este décimo episodio de ‘Outlander’ me sirve para poner en valor uno de los aspectos más importantes de esta serie, también de la historia de Diana Gabaldon. Aunque más adelante volvemos a los viajes en el tiempo y a los conflictos relacionados directamente con las diferentes épocas históricas en las que nos movemos, llegados a este punto se ha conseguido que los espectadores estén viendo ‘Outlander’ porque les importa la vida de esas personas de las Tierras Altas de mediados del siglo XVIII. Esto es muy importante. Significa que tanto esos personajes como sus historias están bien construidos, y tienen el valor suficiente como para que olvidemos cómo hemos llegado ahí. Hace tiempo que no necesitamos de la voz en off de Claire, y hace tiempo que solo pensamos que pertenece a otra época cuando sus perspectivas chocan con las de sus acompañantes. Ya no quiere escapar. Y nosotros tampoco.
El duque de Sandringham
La reflexión anterior vino a mí en pleno duelo. Nos pongo en contexto.
Este décimo episodio de ‘Outlander’ nos sirve también para poner rostro al famoso duque de Sandringham (Simon Callow). Ya habíamos escuchado su nombre en ocasiones anteriores. La más reciente le relacionaba directamente con Black Jack Randall (Tobias Menzies). El noble inglés es uno de los aliados del capitán, o eso nos han hecho creer.
Eso le advierte Claire (Caitriona Balfe) a Jamie (Sam Heughan) cuando éste discute con Murtagh (Duncan Lacroix) la posibilidad de utilizar la influencia del duque para saldar sus injustas deudas con la justicia. Claire le dice que tenga cuidado, que sabe, aunque no le puede explicar por qué lo sabe, que el duque de Sandringham puede ser un enemigo. Jamie no insiste, pues le ha prometido a Claire que respetará sus misterios. Murtagh la mira un poco atravesado, pero también respeta sus palabras.
Es más tarde cuando Claire recuerda otras palabras de Frank: el duque de Sandringham, en realidad, era sospechoso de ser un aliado jacobita. Así que nuestra protagonista decide probar suerte y lanza el mayor órdago visto hasta el momento en la ficción: chantajea al duque usando su supuesta relación de amistad jacobita con Dougal (Graham McTavish). Tiene que ayudar a Jamie, o lo confesará ante el rey. Y funciona. El duque de Sandringham, un personaje casi abiertamente homosexual, queda impresionado ante Claire, y accede a ayudar a Jamie, por quien siempre ha sentido predilección. Intercederá por él ante la justicia, pero se cobrará su parte.
Necesita que nuestro joven lo acompañe a un duelo. Fue durante éste, mientras veía a los miembros del clan MacDonald a punto de enfrentarse a nuestro Jamie, cuando reflexioné sobre ese importante logro de ‘Outlander’. Estaba ahí, viendo cómo se empujaban y se herían entre ellos, con el duque de Sandringham escondido y Jamie enfrentándose a tres hombres a la vez, porque así es nuestro Jamie, cuando pensé: guau, hasta dónde hemos llegado.
Hemos llegado hasta esa escena, que nada tiene que ver con el conflicto primigenio de Claire, con facilidad, con naturalidad y con emoción. Nos importa ese duelo, nos importa el clan MacDonald si son enemigos de nuestro clan, y nos importan esos conflictos de los highlanders del siglo XVIII. ‘Outlander’ es una serie que empezó viviendo de una manera pero que ha crecido ramificándose hacia muchas direcciones, y todas estas direcciones funcionan. Esto tiene mucho mérito.
Conociendo a los personajes secundarios
Es causa y consecuencia de que estemos conociendo a los personajes secundarios. Por este duelo, Colum McKenzie (Gary Lewis) envía lejos a Jamie. Vemos, entonces, que Colum es un líder autoritario, fuerte y decidido, seguro de sí mismo, perfectamente capacitado para enfrentarse a cualquiera y vencer. También vimos, en el episodio anterior, que puede ceder y admitir un error. Es un personaje muy bien construido, que marca en este capítulo un rumbo fundamental para la serie.
Colum envía lejos a Jamie, enfadado como está porque nuestro muchacho se ha batido en duelo con la familia MacDonald. No ha sido exactamente así, pero el resultado ha sido el mismo que si hubiera sido así, y eso es lo único que importa. Jamie tiene que marcharse, sin Claire, y lo hará para acompañar a Dougal, que también se marcha.
A Dougal lo estamos conociendo muy poco a poco. Hemos visto en él accesos de violencia, casi crueldad, pero también preocupación sincera por su tierra y por su gente, una honestidad y una lealtad absoluta con Escocia y con la causa jacobita, y una subordinación total a su hermano, a pesar de todo. También sabemos, gracias a este episodio, que está casado con una mujer que ya nunca conoceremos, porque ha fallecido. Dougal llora su muerte, pero no su amor perdido. Llora la desgracia que tuvo al casarse con él, y llora la impotencia porque nunca pudo amarla.
Porque Dougal ama a Geillis Duncan (Lotte Verbeek), que es algo que también descubrimos en este capítulo. Su amor y su relación, que ha dado sus frutos: Geillis está embarazada. Así sabemos un poco más de ambos. Son capaces de amar, y son desdichados porque no pueden vivir ese amor ante los demás.
Vuelve la magia a ‘Outlander’
Con Geillis vuelve la magia a ‘Outlander’. Cuando Claire va en su búsqueda, para preguntarle por ese amuleto de mala suerte que entregó a Laghoire (Nell Hudson) para que lo colocara en su cama, la encontramos practicando un ritual antes del amanecer en el bosque. Está invocando a la Madre Naturaleza, le explica a Claire, y le mira como diciendo: a quién sino. A esa Madre Naturaleza le pide que libere a Dougal, y que la libere a ella misma. Que sus respectivos matrimonios queden interrumpidos por la muerte de la esposa de Dougal, y por la muerte del esposo de Geillis.
Ambas cosas suceden. Este último acontecimiento, la muerte del esposo de Geillis, nos deja una de las escenas que más recuerdo de esta primera temporada. Las miradas que cruzan Geillis y Dougal en el salón del Castillo Leoch, ante decenas de invitados, son de lo más reveladoras. Colum, como Claire, como yo misma a través de la pantalla, también las ve. Por eso decide que Dougal tiene que marcharse. Porque todos lo verán, y Dougal no puede relacionarse con una mujer que nos trae de vuelta la magia a ‘Outlander’.
Por la magia empezó todo, pero la hemos dejado un poco de lado. En este capítulo no solo tenemos ese ritual realizado entre niebla y cánticos, también tenemos unas pinceladas de uno de los elementos mitológicos más importantes del folklore escocés. Claire descubre a un sustituto; un bebé que ha sido entregado como ofrenda al reino de las hadas y que ha sido, o será, intercambiado por uno de sus seres. Por supuesto, nuestra mujer del siglo XX no cree en nada de eso, pero Jamie le pide que no luche. Hay creencias, en el siglo XVIII, en esas tierras imposibles, contra las que no se puede luchar.
Me duele decirlo, pero lo cierto es que es con este regreso de la magia cuando pienso, por primera vez, que han tropezado en ‘Outlander’. La unión de estos dos acontecimientos mágicos (el ritual y el sustituto) se siente impostada y precipitada. El montaje es torpe, la dirección es torpe, no hay en las imágenes nada excesivamente bello o brillante, con lo que podría haber sido. Con lo que podría haber sido si lo hubieran espaciado, si hubieran dejado tiempo para que no nos sintamos de pronto en una historia diferente a la que hemos venido viendo. Es solo un tropezón, en cualquier caso.
¿Un caso de brujería?
Y nos recuperamos en seguida, porque en este episodio pasan muchas cosas. La última, una de las más importantes. Al principio de este episodio, Claire busca a Laoghaire con la intención de solucionar y aclarar las cosas con ella. Conociendo a Claire, sabemos que no quiere iniciar ningún conflicto, pero ha empezado a querer a Jamie y no está dispuesta a que entre ellos se interponga algo que no tiene por qué interponerse. Tampoco está dispuesta, claro, a que haya una persona haciendo vudú con ella. Así que va en su búsqueda.
Y Laoghaire no puede ser más clara: sí, ha sido ella quien ha puesto esa mala suerte bajo su cama. Sí, está deseando que Jamie sienta rechazo por Claire. No, no piensa detenerse, porque Jamie ha sido siempre suyo y siempre será suyo. Claire la suelta un bofetón, y pide disculpas de inmediato, pero ese daño, esa humillación, ya está hecho.
Laoghaire, pienso en esos momentos, lo pienso todavía ahora, es poco más que una niña enamorada y dolida. Pero es una niña que puede hacer mucho daño. Así que, aunque nos olvidemos de ello porque tenemos muchas cosas en las que pensar, mantiene su promesa hasta el final: Geillis es acusada de brujería después de que su marido muera, y Laoghaire se asegura de que esa acusación se lleve por delante a Claire también. Con Jamie lejos, con Dougal lejos. Así tenemos que enfrentarnos al siguiente episodio de ‘Outlander‘.
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